lunes, 31 de octubre de 2011

¿Qué es ser voluntario?

Voluntarios de Cruz Roja atendiendo a inmigrantes. (Foto: Pablo Duarte)
Santiago de Hevia, narra su experiencia en Nicaragua en el verano de 2007

No os voy a dar la paliza sobre lo importante que es ir a Nicaragua, lo paupérrimos que son allí, o lo que necesitan de nuestra ayuda. Me han pedido que cuente alguna experiencia, alguna anécdota graciosa, algo que anime a ir a muchas otras personas. Pero creo que no debo adornar la realidad con la que os vais a encontrar allí.

Lo primero, no vais a salvar el mundo, no sois héroes, y es muy posible que el laborioso trabajo que hagáis se olvide en un tiempo. Ser voluntario, no es ir a sacarles de la ignorancia, de su mísera vida, ni del mal camino. No es ir a enseñarles la verdadera verdad, ni se trata de occidentalizarles con nuestro estilo de vida y costumbres. Es mucho más. Quien vaya a salvar el mundo y llevar la luz, mejor que se quede en casa, porque hará más daño allí del que ya tienen, no necesitan conquistadores. Un voluntario es una persona que se entrega por propia voluntad, y para entregarse debes saber estar a su nivel, porque… estamos a su nivel, somos tan personas como ellos, no nos engañemos, no somos evangelizadores que van repartiendo la limosna que les sobra. Este es el primer paso para hacer una buena labor, si te entregas como uno más, recibirás mucho más.

Ahora si diré que Nicaragua es increíble, un lugar donde conoces a mucha gente buena y donde compartes una gran cantidad de historias tanto con tus compañeros, como con los de allí, “las largas travesías en el pick-up por medio de la selva, las intensas pero apropiadas homilías del Padre Modesto, los chaparrones, las bonitas excursiones a playas con peligros de ahogamiento, todas las sonrisas de los niños, etc, porque hay tantas y tantas cosas”. Pero como he dicho antes se debe saber ir, a mi alguien me aconsejó que no fuera, ya que se sufre, no tanto del trabajo que se hace, que también, sino de la relación afectiva que estableces con la gente de allí. “Es un lugar muy pobre, y la gente muere, si vas no te impliques emocionalmente demasiado” me decían.
Este año he ido, y con el firme propósito de implicarme emocionalmente y cuanto más mejor, de hacer sonrisas, de hablar con la gente, aunque sobretodo de escucharles, aunque no lo creamos porque son muy callados, tienen muchísimas cosas que decirnos. Pero tienen que ver que no eres un extraño, que eres un amigo, que has ido para ayudarle en todo lo que puedas, pero sobretodo que has ido para estar junto a él.
Ahora para terminar diré que a pesar del trabajo, a pesar del dolor y el sufrimiento de ver las condiciones en las que viven, a pesar de las duchas frías sin agua corriente…

¡Vale la Pena!

Pd: es muy hermoso ver cómo se es feliz y se ama con tan poco.
Un Saludo y ánimo a todos los voluntarios.

Santiago de Hevia
2 de octubre de 2007
 

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