jueves, 27 de octubre de 2011

Quería hablar de ti....




Quería hablar de ti, como lo hago tantas y otras tantas veces, pero hoy no me atrevo, es de noche y me da miedo pasarme otra noche mas entre las sábanas y mi almohada pensando en ti, revolviéndome entre recuerdos que sólo intento olvidar. No, definitivamente no, no quiero hablar de ti, ni de tus miradas, ni de tus barcos de papel, no quiero mirar por la ventana y encontrar tus ojos en los míos, no quiero caer en el recuerdo, porque no sé si estás o no eres tu, porque te necesito pero no sé necesitarte, porque te tengo y te he perdido. Algún día el invierno pasará, y nos habremos congelado, y una llama fundirá los gélidos copos abrazados entre si, pero ya será tarde. El sueño me espera para no soñar, tengo frío, mucho frío, y no te encuentro donde antes nos sentíamos, no encuentro a tus sonrisas, ni a tus ojos o tus labios, no te encuentro donde quise encontrarte. Quedaremos a las tres en el portal de los sueños inalcanzables, de los eternos atardeceres, donde nunca se pone el sol, donde tenía que encontrarte y no te hallé, donde tenía que buscarte y me perdí. Pero no quiero tener miedo, no quiero vivir sólo de lo que tuve y ya no tendré, no quiero arrepentirme de algo que pude hacer y no hice, porque no puedo odiarte sin quererte y no puedo olvidarte sin recordarte. Hace un tiempo me dijiste un secreto, me dijiste quien eras, me dijiste quien era yo. ¿De que sirvieron las promesas? ¿De que sirvió lo que tuvimos? ¿De que sirve la mentira si en ella sólo hallas la verdad? Estoy a mil kilómetros de aquí, navegando sin puerto, sin rumbo ni destino, perdido en la oscuridad de un mundo que sólo tú podías iluminar. El cielo tiene otro color, y tal vez nunca vuelvas, tal vez me olvidaste, tal vez nada fue real, y en este frío portal, yo te he perdido. Pero no quiero hablar de ti, porque si te hablo, hay tantas cosas que podría decir y no sé decir, y hay otras tantas que podría y no diré. Ya es tarde y tienes que dormir, puede que mañana no te acuerdes, pero déjame quedarme al menos con tu recuerdo para hablar siempre de ti. Eres mi leyenda, mi historia, las hojas arrancadas de mi diario, pero ahora déjame dormir, porque sueño y te tengo otra vez, tengo tus miradas, tus sonrisas, tengo un sueño del que no quiero despertar, y con un golpe de viento frío, también te escapaste de ese sueño en el mismo número tres del mismo portal, no me dejarás dormir, ya te has marchado, ya es tarde y esta noche, lo siento pero no quiero hablar de ti.




SANTIAGO DE HEVIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario