sábado, 14 de enero de 2012

101 razones para despertarme




Hoy simplemente te diré 101 razones para despertarme...

 
Soñar despierto, olvidarme qué día es, los zumos naturales con mucha fruta, el olor de las páginas amarillas de un viejo libro, una buena naranja con sal, los perfumes de mujer, ver una película bajo una suave manta, hundir los pies en la arena, dormir bajo una noche cargada de estrellas, tu pelo bañado por el sol, una taza de té bien caliente, perder la mirada entre el fuego de una chimenea, imprimir un surco de huellas en nieve virgen, encontrar una antigua moneda, ponerme los calcetines calentados por la estufa.

Compartir una mirada, estar desnudo en la naturaleza salvaje, escribir en una carta lo que no sepa decir, beber directamente del deshielo, acariciar una roca húmeda, la leche fría y el colacao, una intensa lluvia en la playa, pescar la cena, los artistas de calles estrechas, bailar con ella a oscuras, las faldas de uniforme, una charla con amigos bajo rondas de cerveza, el papel de regalo, abrazar olvidando el tiempo, despertarme y seguir durmiendo, cantar en la ducha, un billete de tren sin destino, no dejar de subirme a los árboles, sorprender, los ojos de la gente e imaginar su historia.
 
El sol de mayo, sumergirme entre culturas, los artilugios sin ninguna utilidad, los coches viejos, el olor de la pólvora, las carreteras largas y solitarias, desayunar a las 12 de la noche, un arpegio de guitarra, tratar de lograr hacer cima, escuchar la risa de un niño, pintar un cuadro con las manos, los besos sinceros, sentarme en el suelo, ver fotos de tu historia, ir en bicicleta por Valencia, el rumor del oleaje, el frío de la montaña, ensuciarse, el rielo de la luna en el mediterráneo, quitar las chapas de las latas, sumergirme en agua fría, un documental interesante, darme cuenta de que estoy equivocado, andar hasta acabar exhausto, recordar buenos momentos, hacer el amor toda la noche.


Acariciar un perro grande, estornudar, probar diferentes mermeladas, traducir canciones en inglés, aprender algo nuevo, los mercados medievales, los colores verdes, la música instrumental, el chocolate puro, los abuelos enamorados, viajar a otro país con mi mochila a cuestas, probar cosas nuevas y diferentes, ver navegar un velero, el olor del incienso o la marihuana, el olor a granja o campo, sentirme parte del caballo, cuando alguien se sonroja, dormir abrazado a la almohada, las puertas giratorias, las escaleras de caracol, un silencio compartido, los dibujos de antes, las reuniones familiares, las playas desiertas abarrotadas de soledad.


Las caricias en el pelo, descubrir y conocer gente diferente, romper un plato, vaso, jarra... estrenar una libreta nueva, mezclar el plátano con yogur, guardar recuerdos en una caja, el nº 3, la libertad (aunque conlleve lucha para ganarla), un atardecer en el agua, los cines de verano bajo un techo de estrellas, los aviones de papel, las declaraciones grabadas con promesas en la corteza de un árbol postrado, las plumas que vuelan con el viento, las cicatrices que cuentan aventuras, la despreocupación como sinónimo de creatividad, y despertarme cada mañana con la esperanza de que es posible cambiar el mundo.



SANTIAGO DE HEVIA

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