No me hables de altares, navidades, ni hogares, no quiero un nosotros, somos solos tú y yo esta noche, fugaces como una lluvia de verano, pero eternos en el recuerdo, yo joven por siempre y tú más hermosa que ayer y mañana. Déjame venerarte diosa apasionada, te cubriré de besos y oraciones, te haré mía una sola noche, y me entregaré a ti como un eclipse, una ola que como viene se va, la mirada furtiva de unos adolescentes en un vagón de metro, tal vez no volverán a encontrarse pero su fantasía se hará más grande que la razón.
Vivamos esta noche como si fuese
la última, y recuérdame por siempre, en tus sueños, en tus secretos, en tus
pecados. No quiero ser un polvo de domingo, ni el que te escriba canciones, ni
tu príncipe azul. No quiero corbatas a juego con tu vestido, ni un lado de la
cama, ni besos de buenos días. No quiero paseos por la orilla, regalos, cenas
con velas y vino, ni san valentines. No espero eso de ti y de mi, no espero
juramentos, promesas o despedidas. Espero esta noche hacerte el amor como si no
nos conociéramos, sin normas, distracciones, ni prohibiciones, seamos nuestro
único pensamiento, y gritemos nuestro nombre al viento para grabar en las
paredes este momento.
Un momento salvajemente natural,
como tu desnudez sobre sábanas blancas y crujidos de nubes. Así te poseeré yo,
con una ternura violenta, intentando robar tus huesos y tu aliento. Déjame
desanudar tus miedos, tu timidez y tu vestido, para abrasarme en los corales
del océano. Y arderemos más vivos que nunca, con las ventanas y las persianas
abiertas hasta silenciar al propio ruido, al mismo huracán. Ya volveremos a
nacer y seremos inocentes mañana, pero esta noche finjamos ser nosotros mismos,
esta noche dejemos en paz la imaginación y seamos realidad, esta noche hagamos
la luna infinita, las horas eternas, y los cuerpos cometas, porque esta
noche…acaba de empezar!
SANTIAGO DE HEVIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario